Mi nombre es David Cortizas, soy un gaditano que nació un verano de 1.978 en San Fernando.
Siendo aun muy pequeño fui con mi madre a un mercadillo que ponen los jueves, y ella me compró un pequeño Ficus del grosor de un bolígrafo y con unas hojas enormes. Me parecía increíble cuando lo miraba y pensaba que en realidad era un pequeño árbol, con su tronco leñoso y se haría grande.
Durante años pasaba las horas muertas mirándolo, regándolo, quitándole las fundas de las nuevas hojas para facilitar que se abrieran y por supuesto le compré una maceta de barro decorada más grande que la anterior (que era de plástico) para que creciera. Recuerdo también como le limpiaba las hojas con un algodón y aceite para que siempre estuvieran lustrosas y respirase bien.
Fue en ese momento donde se despertó mi lado de bonsaista, pero el problema llegó en 1.985 cuando en el cine proyectaron “Karate Kid”, entonces vi por primera vez un Bonsai y fue como una droga, me quedé absolutamente maravillado al ver que el Sr. Miyagi tenía un árbol en miniatura en una preciosa maceta, y no el mío que era un palito con 4 hojas enormes.
Me mantuve así hasta que en 1.999 mis padres me regalaron un Ligustrum Nítida horrible que me duró varios años, y yo fui comprando alguna maceta, tierra, y bueno…. Como herramienta usaba unas tijeras de costura de mi madre que me costó varios toques de atención, pero lo recuerdo todo como algo muy divertido y emocionante.
Conocí una asociación de bonsai en San Fernando que organizaba exposiciones y de la que me hice miembro, dentro de esta asociación, organizamos varias exposiciones, cursos, talleres, demostraciones, salidas al campo y otras actividades relacionadas. Pasé entonces a ocupar el puesto de secretario y luego vicepresidente. Ya hacía algunos trabajos en las exposiciones como talleres de bonsai y asesoramiento a los visitantes, e inevitablemente me planteé convertir mi afición en un modo de vida.
Conseguí ser el responsable de compra-venta, mantenimiento y asesoramiento de la sección de bonsai en unos viveros en Chiclana de la Frontera (Cádiz), donde comencé a hacer las primeras demostraciones, cursos y talleres para alumnos que deseaban iniciarse en este noble arte japonés.
Con ganas de aprender y desarrollarme como profesional del Bonsai, decidí continuar mi formación en la Escuela Internacional de Bonsai “Taisho En”, en Shizuoka (Japón).
Conocí esta escuela gracias a un Post que escribía el amigo Rodolfo Lazo (aprovecho una vez más para darle las gracias), e inmediatamente cursé mi solicitud para ir a estudiar a la mayor brevedad posible.
Ya a mi vuelta empecé esta empresa a la que me debo y que llamé Sankofa Bonsai.